miércoles, 16 de enero de 2013

La Camaradería




La camaradería no es un vínculo cuantificable, una relación mensurable, una razón entre compañeros. No es un mero nexo afectivo, como la amistad, sino coincidencia espiritual, identidad de ideales que se realizan simultáneamente.

La camaradería es determinada por instantes absolutos: el tiempo y el espacio del hecho; pero carece de dimensión temporal extensiva; vale decir, la camaradería no admite categoría de duración, es inconcebible un Camarada permanente, como un amigo. La camaredería produce Camaradas del acto, de la circunstancia coincidente; implica el encuentro de dos o varios, en un mismo instante, con un ideal común que se concreta. La amistad, por el contrario, es temporalmente extensa y espacialmente limitadora y abarcante; consiste en un grueso nexo sentimental, casi mensurable, que une a las personas con independencia del hecho en el que participan. La amistad es independiente de toda norma ética porque brota del corazón, como toda relación afectiva. En la camaradería, por el contrario, siempre está presente el Honor. Se exige no cuestionar la conducta moral de un amigo; es obligación, en cambio, observar la actitud ética de un Camarada: Se podría traicionar a la patria, con ayuda de un amigo. Pero sólo es posible morir por la patria, con ayuda de un Camarada.De la oposición entre la amistad, afectiva, y la camaradería, espiritual, surge con claridad por qué el traidor consigue extender su traición en el tiempo, “para siempre”, análogamente a la amistad, y por qué el héroe debe demostrar su valor en el acto de un instante, instante que el Honor, y la ética de la humildad, obligan a olvidar posteriormente: ese instante del héroe, que lleva implícito todo el valor en el acto de su ocurrencia, es la instancia absoluta de los Camaradas, la coincidencia perfecta de los que van a luchar a favor del mismo ideal. Porque, y la aclaración es evidente, el instante del héroe es un tiempo propio de Kshatriyas, de Guerreros, es decir, de Camaradas.